Es una completa tontería presumir de nuestras debilidades. Está bien que nos aceptemos como somos. Pero esto no quita que intentemos cada día ser mejores personas. Y estar establecidos en nuestras debilidades no nos permite desarrollarnos.
- ¡Qué le voy a hacer! Yo es que soy muy cabezota.
Nosotros decidimos si hoy vamos a ser cabezotas o no. No nos pongamos etiquetas. Cada día es distinto. Si nos ponemos etiquetas no nos damos la oportunidad de cambiar.
El consejo 80 de Gurdjieff a su hija fue:
No te vanaglories de tus debilidades.
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